Eso de lo que rechazaste, te regalo un poco,
entre las líneas que escribo con los dedos,
esos dedos que se vuelven estilizados
entre las líneas de tu piel tersa y apetitosa,
apetitosa a mi tacto, de mi mano completa,
de lo que abarcaría con las palmas de mis manos,
manos de hombre deseoso de descubrir hasta tus defectos,
que en mi posesión sería pulidos como diamantes.
Deja regalarte mil suspiros de mi pecho,
déjame cubrirte con mi aliento tibio,
enchinar cada poro de tu piel aterciopelada...
Déjate llevar entre la temperatura de mi cuerpo,
en esté intenso calor qué desprendo al tenerte cerca,
de estos poros que quieren fundirse entre los tuyos.
Déjame ser y no me contengas,
pues tu mayor pecado es pensar en la perfección,
pensar demasiado, no quiero robarte tu inocencia,
quería y quiero darte un poco de eso...
eso que sentimos el uno por el otro,
por eso te regalo un poco, un poco de lo que ya no
necesitábamos imaginar, ni que te describiera.
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