A veces ni siquiera son de mi interés
pero ahí están, con sus virtudes...
Las mujeres son hermosas
y yo solo resalto lo que me es bello...
En ocasiones algo malo,
más por decepciones,
que porqué sea lo cierto...
Cada una con sus defectos,
pero gráciles, intuitivas y bellas,
han dejado una huella al pasar
junto a mí, ser parte de mi experiencia.
Abrazar esta adoración por ellas
me inspira, provoca todo tipo de sentimiento;
su esencia de mi mente ya no se va,
se queda en mis sentidos...
mi olfato queda envuelto en ellas,
mi vista se agudiza al verlas,
mi oído se endulza con sus palabras,
al tacto me vuelven hipersensible
y me dejan un muy buen sabor de boca...
Las mujeres serán mis musas,
algunas buenas, otras no tanto
y si fueran tan perfectas
como la hermosa luna,
yo me volvería loco...
Sin una musa que pudiera tocar,
viviría en la fantasía
de tocar la luna
cuando más cerca está de la tierra,
pero no hay nada mejor
que mis musas terrenales,
aquellas que agradecen mi palabras
y me regalan un pedacito de cielo...
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