fluye la sangre desperdiciada,
como el liquido vital que se fuga
en el centro de mi nación.
La torre de babel cae
por constante inconsciencia,
no alcanzar la utopía
me tiene en el abismo oceánico.
La sabiduría se perdió
en la biblioteca mental,
aturdido con el estruendo
de mil rayos,
no encontré la brújula
que me llevaría a mi existencia.
Miles de dagas caen del cielo,
atraviesan mi ropa
deshaciendo mi cuerpo
diluyen mi ser en su totalidad.
Mi energía transformada
no funciona ahora,
renacer o transformase,
evolucionar o extinguirse.
Elevo cánticos y rezos
sin respuesta personal,
soluciones infundadas
en esperanzas religiosas.
Cruzar los rosales regando escarlata
fue mi bandera enfundada,
con el tiempo he perdido,
sumisión y rebelión esperan.
Dejar pasar el otoño
es como el brillo del oro,
secuenciales tentaciones
a la espera del fracaso.
Erguir la fortaleza perdida
en los bosques húmedos,
hundido un pie en fango
y otro en el lecho de piedra.
Un furtivo haz de luz
no se extingue nunca,
hierve el liquido de mi torrente
que irriga los campos de mi ser.
No soy el sufragio antártico
irrespetuoso de la madre ancestral,
soy el roble que quiere enderezar
con raíces casi firmes,
me sumerjo en un sueño
que me mantendrá a flote
a la espera de nutrientes.
No espero la mano celestial
sin merecer el apoyo,
solo el impulso constante
que rompe al cielo con su destello.
Realescrito.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario