La necedad y las tenues luces de mis ilusiones mantienen mis anhelos de éxito sobre frágiles nubes, que con el nublado y tenebroso cielo amenazan con derrumbarse con alguna sencilla e imprudente llovizna o la impetuosa tormenta arrasando con todo.
Pero la naturaleza, que es noble, vuelve a colocar a esas gotas en la piel de suaves hojas, floreciendo en verdor y colores inimaginables.
De está manera, mi esperanza no morirá y volverá a formarse de anhelos en lo más alto del cielo, quisiera compararla con el ave fénix, pero mis anhelos se caracterizan por ser más destellos fugaces.
He de aclarar que mis anhelos se basan mayormente en sumar capacidad de aprendizaje, en la novedad de eventos inesperados, superando los miedos de perder la comodidad y el confort, pero ¿Cuánto dura esa etapa? ¿Cuándo terminaran los miedos?
El mañana en un anhelo qué ahora si tiene cara de incertidumbre, poder y querer se debaten por una enfermedad, pero no es hora de desvanecerse en lamentos.
La familia se vuelve la mejor forma de mantener esperanza y fortalecer mis anhelos...
Hoy y mañana se pierden al cambio de todo en el mundo, en una expectativa de vida más efímera... ¿Esos anhelos en cuarentena se volverán intangibles?