Discutimos por diferentes opiniones,
pasamos ratos en silencio, otros hablamos,
pero no sabíamos por dónde empezar,
y yo me pregunto qué haces conmigo.
Motivos y razones nos sobran,
por eso seguimos juntos,
sin decir mucho demuestras tu interés,
yo sigo algo metido en lo del egoísmo.
Egocéntrico y giro sobre mi eje,
amorosa y desprendida sigues,
la paciencia no es eterna,
más llamas a tu amor infinito.
De madrugada con frío, juntos,
después de escuchar sus ronroneos,
cubrimos nuestro amor, completamos...
completamos con abrazos...
De abrazos fue el previo...
labios fundidos que ameritan olvidar...
sigue ese amor simple y natural,
sabes mis defectos y los evitas.
Me recuerdas el mañana,
yo solo quise perderme en el instante,
sumergidos en la escena estelar,
nuestro clímax de lo que vivimos...
Nada importa al tenerte cerca,
sigo aquí prendido a tu todo,
sigues necia a tu locura,
duele el tiempo, pero más...
una vida en mitades, tú y yo.
Seguimos alabando eso vivido,
sorprendiéndonos con el tiempo,
eso que llamamos complicidad,
tan solo es complementarnos.
Es como el recordar siempre,
siempre esa madrugada del veinticuatro,
ese escondite particular,
ese escape a nuestra complicidad.
La noche anterior la escribimos,
la noche anterior nos amamos,
la noche nos regaló todo,
nos dio un recordatorio de nuestro amor...